INTRODUCCIÓN
En la flora intestinal humana existen más de 400 especies de microorganismos que conviven en armonía sintetizando vitaminas, sustancias beneficiosas, contribuyendo a la absorción de nutrientes, favoreciendo el metabolismo colónico de la fibra, mejorando la digestibilidad, neutralizando sustancias potencialmente patogénicas. El intestino ofrece substratos y las condiciones para su desarrollo permitiendo así que la flora promueva una mejor función intestinal.
En la vida intrauterina el tracto intestinal es estéril, y es después del nacimiento cuando la flora intestinal se desarrolla. Durante los primeros días de vida las bifidobacterias colonizan el intestino protegiendo al niño de infecciones. Las principales funciones de la flora intestinal son limitar el crecimiento de microorganismos potencialmente patógenos en el intestino e interactuar con substratos no absorbidos de la dieta. Sin embargo, la flora intestinal es vulnerable a determinadas condiciones. En los adultos varía notablemente ya que dependen de varios factores como la alimentación, los genes, el medio que habita, tratamientos con antibióticos, estrés, medicamentos, infecciones, edad, clima, intervenciones quirúrgicas en estómago o intestino, enfermedades hepáticas, renales, cáncer. Tener una flora estable y bien equilibrada es una garantía de buena salud ya que evita la colonización y sobre desarrollo de microorganismos patógenos mediante varios mecanismos como la competencia y la síntesis de bacteriocinas, bacteriófagos. El desequilibrio de la flora puede prevenirse con la administración de cultivos microbianos vivos, estos cultivos se llaman Probíoticos.
ORIGEN DE LOS PROBIOTICOS
Hipócrates (460 a.C- 377 a.C), el médico griego considerado como el creador de la verdadera Medicina, decía: “Haz que tus alimentos sean tus medicinas y que tus medicinas sean tus alimentos“
Élie Metchnikoff (1845-1916) fue un zoólogo y microbiólogo ruso que, Premio Nóbel de Medicina y Fisiología en 1908.
Pero Metchnikoff es tanto o más conocido por otros de sus descubrimientos: trabajó en el Instituto Bacteriológico de Odessa (1886-1887) y en el Instituto Pasteur (1885-1916), del que llegó a ser su director, y la última década de su vida fijó su atención en que en Bulgaria existía un increíble número de personas centenarias, a pesar de ser uno de los países europeos más pobres. La razón para esa extraordinaria longevidad no podía ser tampoco la calidad de sus servicios médicos. Pero, lo que era evidente era que los búlgaros consumían grandes cantidades de yogur, que contiene bacterias fermentantes lácticas. Metchnikoff logró aislar la bacteria responsable de la producción del yogur y la utilizó para sus investigaciones. Era el inicio oficial de la Probiótica.
Metchnikoff se volvió un firme defensor del concepto que la dieta puede proteger el cuerpo de la invasión de patógenos y en consecuencia mejorar y prolongar la calidad de vida. Fue la primera persona en desarrollar un preparado terapéutico utilizando lactobacilo en forma de cápsula para ingerir oralmente denominado Lactobacillin.
En 1965 Lilly y Stillwell utilizaron por primera vez el término de Probiótico, para nombrar a los productos de la fermentación gástrica. Esta palabra se deriva de dos vocablos, del latín -pro- que significa por o en favor de, y del griego –bios– que quiere decir vida.
Esta definición fue modificada y se redefinió el termino de Probíoticos como microorganismos y compuestos que participan en el balance y desarrollo microbiano intestinal . En 1989 R. Fuller definió a los Probíoticos como: “Aquellos microorganismos vivos, principalmente bacterias y levaduras, que son agregados como suplemento en la dieta y que afectan en forma beneficiosa al desarrollo de la flora microbiana en el intestino”
Y en 1998 el ILSI (International Life Science Institute, de la Unión Europea) en Bruselas definió a los Probíoticos como microorganismos vivos, que cuando son ingeridos en cantidades suficientes, tienen efectos beneficiosos sobre la salud, lo que va más allá de los efectos nutricionales convencionales. Afectan beneficiosamente a una o varias funciones del organismo. Proporcionan un mejor estado de salud y bienestar y/o reducen el riesgo de enfermedad. Pueden ser funcionales para la población en general o para grupos particulares de la misma. Hay que mencionar que, para ser considerada como Probiótica, una bacteria tiene que sobrevivir el medio fuertemente ácido del estómago y colonizar el intestino delgado y grueso.
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